domingo, 7 de octubre de 2018



LOS SUCESIVOS PALACIOS LEGISLATIVOS

    
Primera sede legislativa : la Sala de Representantes: Perú 272



LA PRIMERA SEDE LEGISLATIVA
El poder legislativo tuvo una primera sede en la Sala de Representantes construída en 1821, en Perú 272, sobre lo que eran cinco casas de alquiler edificadas en 1782 sobre las antiguas huertas jesuitas, en el edificio de la Manzana de las Luces. La adaptación la llevó a cabo el arquitecto francés Próspero Catelin, y consistían en una Sala de Representantes y otras oficinas, con doble entrada, una pública por la calle Moreno y una reservada, por la calle Perú. La Sala de Representantes tenía una forma semicircular rodeada por tres hemiciclos para los representantes, palcos para los funcionarios y galerías para el público.

En 1981, el ámbito de la Sala se recuperó como patrimonio histórico, pues fue escenario de gran parte del desarrollo de la historia argentina. Sede de la Legislatura Provincial desde 1822 a 1884, de los sucesivos congresos y convenciones desde 1824 a 1864,  y del Concejo Deliberante desde 1894 a 1931, fecha en que finalmente fue desafectada de la vida política y pasó a ser ocupada por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo como aula magna hasta 1971. Allí juraron  como funcionarios de gobierno Rivadavia, Rosas y Mitre, en cuya presidencia se encargó un nuevo edificio como sede legislativa mediante un concurso que ganó el arquitecto  Jonás Larguía. Este cordobés había sido becado por el gobierno de la Confederación argentina en Paraná, y gracias a ello cursó su carrera en la Pontificia Academia di San Luca en Roma, fundada oficialmente en 1593.

LA SEGUNDA SEDE LEGISLATIVA
Surgió así en el solar de Balcarce y Victoria (hoy Balcarce y la actual Hipólito Yrigoyen) un edificio de influencia italiana cuyo frente tenía tres grandes arcos de acceso y un frontis triangular. Pero la capacidad de este edificio resultó insuficiente cuando creció el número de representantes en ambas cámaras. Recordemos que el poder legislativo argentino es bicameral, y que el número de representantes es proporcional a la población. Recordemos también que  la inmigración aumentó en grado sustancial esa población, con lo cual pronto se multiplicaron los representantes legislativos.
Hacia 1880, las tensiones derivadas en guerra civil por la capitalización de la ciudad de Buenos Aires, enfrentaron los poderes del gobernador de la provincia bonaerense, Carlos Tejedor, y del presidente Nicolás Avellaneda, tensión que finalmente se resolverá con la fundación de La Plata. Pero en ese interín de cuatro meses que duró la resolución del conflicto, el Congreso se trasladó al pueblo de Belgrano en cuya municipalidad  (hoy Museo Sarmiento) funcionó. Vuelto ya a la sede del cuerpo legislativo, y en pleno crecimiento el número de habitantes del país,  se decide elegir, hacia 1890,  un nuevo proyecto edilicio que fuera acorde a las necesidades. Se barajó la posibilidad de alojarlo en la manzana de Paraguay, Charcas, Riobamba y Rodriguez Peña, pero luego, por iniciativa de Juarez Celman, el cuerpo se decidió por el solar de Callao y Rivadavia que fuera comprado a Spinetto Hermanos, llamándose a concurso para ponderar los proyectos. Entre los muchos presentados, fue el del italiano Vittorio Meano el elegido. El arquitecto turinés,comenzó su obra en 1897, y en el año 1906 la labor parlamentaria inauguró el edificio. El antiguo Congreso de Balcarce y Victoria, luego de 40 años,  declaró levantada la última sesión parlamentaria el 15 de diciembre de 1905 . A su local, se trasladó desde Perú 270, el Archivo General de la Nación y los miembros de la Junta de  Historia y Numismática presididos por Mitre. El edificio se mantuvo hasta el año 1942, cuando fue demolido para levantar el nuevo Banco Hipotecario, actualmente sede de la AFIP, pero la Sala de Sesiones permaneció intacta por efecto de la ley 120.412.




Segunda sede legislativa: Balcarce y Victoria

El antiguo Congreso en situación, visto desde la Casa de Gobierno. Detrás de él, destacan las torres y la cúpula de San Francisco, y más allá, las torres de Santo Domingo. Observemos que el solar del Congreso es irregular y su frente está a 45° con respecto a la acera. El arquitecto Larguía pudo resolver estas dificultades y en dos meses completó los planos.

El actual palacio legislativo, frente a él, la plaza del Congreso en cuyo centro se sitúa el monumento a los Dos Congresos, en homenaje a la Asamblea del Año XIII y al Congreso de Tucumán. Delimitada por las calles Entre Ríos, Rivadavia, Hipólito Yrigoyen y Virrey Cevallos, la plaza del Congreso  completa un conjunto de tres plazas inauguradas en el Centenario, junto con la de Lorea y la de Mariano Moreno. En ellas desemboca la diagonal Avenida de Mayo, conectando la Casa de Gobierno con el Congreso. Estos espacios abiertos brindan un  marco adecuado para la apreciación del frente del imponente edificio.






LA TERCERA SEDE LEGISLATIVA
El arquitecto Meano definió para el Congreso un estilo italianizante, inspirándose en edificios piamonteses de grandes cúpulas, combinó  líneas rectas en la base tomando elementos de la arquitectura griega como columnatas corintias y un gran frontis triangular y los coronó con una gigantesca cúpula de 80 metros de alto  y 30.000 toneladas de peso. Sobre el frontis colocó una plataforma y en ella una Cuádriga de bronce tirada por cuatro caballos y conducida por la Victoria Alada. El conjunto escultórico del artista  Víctor de Pol, que mide  ocho metros de alto y pesa 20 toneladas, simboliza la República Triunfante. Con cuatro pisos y un  subsuelo, el edificio posee una Entrada de Honor por la avenida Callao, flanqueda por seis columnas corintias, dos cariátides  de mármol y cuatro leones alados cuya función es ser la base de hermosos faroles de opalina. La entrada de senadores es por Hipólito Yrigoyen 1849 y la de diputados, por Rivadavia 1850.
Para el proyecto, demasiado ambicioso, se había votado un presupuesto de $6.000.000 m/n, pero hacia el año 1914 ya se llevaban gastados $11.000.000 y el edificio no estaba concluído. Recién en 1946 se lo consideró terminado con el revestimiento de piedra en los muros de la rotonda sobre la calle Combate de los Pozos, y para entonces había consumido la friolera de $31.400.000. Los escándalos alrededor de la obra del Congreso, su presupuesto nunca cerrado, las investigaciones sobre sobreprecios y la demora en su terminación, fueron objeto de numerosas críticas, pero a su terminación el Palacio de Oro (como se lo denominaba popularmente), quedó demostrada la majestuosidad del edificio, uno de los palacios legislativos más grandes del mundo.

Vittorio Meano nació en Susa, Piamonte hacia 1860 y estudió arquitectura en la Universidad de Turín. Trabajó en el estudio de su hermano, el ingeniero Cesare Meano y en 1884, viaja a Buenos Aires para incorporarse al estudio de su colega, también italiano, Franceso Tamburini, especializado en obras institucionales y públicas de importancia. Tamburini muere al año de llegado Meano, y recae sobre éste la responsabilidad del estudio. Compite con otros 28 arquitectos locales y extranjeros por la obra del Congreso Nacional y gana el concurso, mientras participa en las obras del Teatro Colón que a la muerte de Tamburini estaban en el primer piso. Se presenta al concurso para la construcción del palacio legislativo  en Montevideo, y Meano se presenta. En el interín, el 1° de junio de 1904, a las 11.30h en oportunidad del almuerzo del arquitecto en su casa, Rodriguez Peña 30, llama a la puerta un ex-empleado de origen italiano que hacía dos meses había despedido y que fue su mayordomo por cuatro meses. Por razones pasionales, y en medio de una discusión en su escritorio, Carlos N. Passera dispara al corazón del arquitecto que muere en el acto. La razón del conflicto era la mujer de Meano, Luigia Franchini. Passera huye de la escena del crimen. Dos días después, se le notificaba al arquitecto que había ganado el concurso por las obras del Congreso uruguayo. Las obras inconclusas del fallecido, las concluye el ingeniero y arquitecto de origen belga, Jules Dormal, respetando los planos de Meano.

 PREJUICIOS DE LA EPOCA
Para concluir esta sucinta reseña de las circunstancias que rodearon las obras de ejecución del Congreso Nacional, diremos que fue convocada la artista tucumana Lola Mora para producir unas esculturas alegóricas que completaran la imponente fachada del palacio legislativo. La escultora se estableció en un espacio del mismo edificio, en el que instaló su taller e incluso, su vivienda, con entrada por Rivadavia 1836. Las alegorías, esculpidas en mármol de Carrara, de la Paz, la Libertad, la Justicia y el Progreso se implementaron en los flancos de la Entrada de Honor. Pero no tardaron demasiado en suscitar quejas del público conservador que veían las imágenes desnudas como manifestaciones de descaro, por parte de una mujer de vanguardia como la tucumana. Los sobreprecios que implicaron las obras del Congreso sumado a este prejuicio, desencadenaron un fuerte rechazo a las obras de arte que fueron enviadas a un depósito hacia 1915. La artista entonces, donó sus trabajos a la casa de gobierno jujeña y ahí permanecen desde 1927. Pero el 17 de noviembre del 2011, el gobierno kirchnerista descubrió réplicas de las estatuas en sus antiguos emplazamientos, que hizo hacer en un taller de San Martín, mediante moldes digitalizados y copias 3D.





Lola Mora: alegoría de  La Paz

COMENTANDO IMÁGENES
                                      
   
   La imagen puede ser un excelente vehículo de conocimiento, ya que el ojo humano registra la información visual con mayor rapidez y riqueza que la información surgida, por ejemplo, de la lectura. La potencia de la imagen es tal, que desde épocas remotas los pueblos iletrados han recibido trascendentes mensajes a través de la iconografía . 
   De cualquier forma, no  es mi intención abordar la enorme importancia  del símbolo, del signo o de la imagen en el devenir de la humanidad, desde las prácticas idolátricas primeras, hasta el culto por la imagen que hizo la Iglesia católica, o el rechazo de la misma por las iglesia disidentes o el Islam, o paralelamente a todo ésto, las manifestaciones plásticas de la imagen artística. 
   En la sociedad moderna, la representación visual   ha alcanzado un desarrollo  fundamental y se expresa con frecuencia por la fotografía, entre muchas otras manifestaciones. Y aquí entonces, expongo el objeto de este blog:  me he encontrado con antiguas y hermosas fotografías y lamenté no contar con referencias de ellas. De esta forma, una  fotografía  se reduce sólo a su apreciación estética-y no es un dato menor-, porque se carece de  información sobre el tema que inspiró la captura.  Este sitio tratará de informar lugares, épocas, circunstancias y otros datos de fotos que circulan en archivos, bancos de imágenes, colecciones particulares o bien, aquellas que sean de acceso masivo, como las publicadas online, con el objeto de enriquecer y vincular la información relativa al tema con la imagen fotografiada.
   Observemos detenidamente las fotografías, y detengámonos en las actitudes, la vestimenta, la decoración, la identificación de referencias desaparecidas o la aparición de nuevas referencias, en fin, la riqueza de datos que contiene un registro fotográfico que tanto dice al ojo entrenado y que  suma a nuestro conocimiento de una época.


LAS HERMANAS NESS



   Las hermanas Ness eran hijas de la tehuelche Opsén (Mauricia Copane Manchado) y del irlandés William Ness.
   Ness figura en el censo de Río Gallegos del año 1895 como un ovejero escocés. Pero para esa época, y desde 1889, ya poseía un "boliche" llamado La Esperanza sobre la ruta 5, donde actualmente hay un moderno hotel. En él, paraban peones de las estancias vecinas, gente de paso y vendedores ambulantes de ropa, tabaco y bebidas,
   Las niñas se llamaban Witenkone (Antonia Ness) y Chamksuwun (María Catalina Ness) y las vemos en la foto, posando con sus quillangos de piel de guanaco, sus largas trenzas y sus botas de potro con el pelo del animal a la vista que estiraban hasta la rodilla. La toma pertenece a John Bell Hatcher, antropólogo de la universidad de Princeton, que expedicionó la zona entre 1896 y 1899. Las etnias tehuelches  recorrían la Patagonia o las mesetas andinas desde el 3500 a.c. al 1600 d.c., correspondiendo su desarrollo a la industria patagoniense, especializada en guanacos, ñandúes, caza y recolección. Pueblos nómades, armaban sus kaus (tiendas o toldos) y lograron dos tipos de adaptación diferentes, uno de ellos continental, y el otro, al litoral marítimo.
   Un conjunto de kaus, de individuos emparentados o cercanos, constituía un aiken. Entre los tehuelches, las decisiones colectivas las tomaban los caciques, y de la vida espiritual se encargaban los chamanes, que además conocían del poder curativo de las hierbas . Eran consumados cazadores, que utilizaban flechas y boleadoras forradas con piel de mulita, pero también eran músicos. Diseñaron un instrumento que sonaba como el viento, el koolo, a partir de una costilla de caballo o de guanaco, con cuerdas de cerda y una varilla tallada en hueso de cóndor. 
   Actualmente, los descendientes de las etnias tehuelches (de chewel: genta bravía) viven en comunidad en la colonia Kamusu Aike de 11.200 has cercanas a Río Gallegos y fundada en 1898.




William Ness y sus hijas

Antonia Ness en 1950

Las fotografías pertenecen a la colección de Santiago Halliday, Rodolfo Casamiquela, Osvaldo Mondelo y otros, y al folleto Tehuelches. Danza con fotos, editado por el Ministerio de Desarrollo Social a cargo de la Dra. Alicia Kirchner.